A mí me gustan los Lego un montón, y todavía atesoro un buen número de bloques que he comprado a lo largo de mi vida. Pero por mucho que un buen set despierte mi codicia, nunca he llegado al nivel de este tipo.
Resulta que Thomas Langebach tenía un negocio aparte de ser vicepresidente (de qué? no se…) en SAP: imprimía códigos de barra falsos, iba a su Target más cercano y los pegaba sobre sets de Lego, cubriendo el código verdadero. Así los compraba a precio reducido y los revendía en eBay a precio normal.
Lo más triste es que este tipo es (era?) un ejecutivo multimillonario de alto nivel que cae por algo tan geek como robo de bloques plásticos. Aunque no me ha quedado claro si lo de multimillonario era por andar revendiendo Legos o si ya era adinerado desde antes…
Gracias a Gizmodo por la noticia.