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De cómics a película: Siendo fiel al personaje

Desde hace un par de años, y con la marcada diferencia en aceptación y entusiasmo por las películas de superhéroes de diferentes estudios, he tratado de analizar qué cosas son las que más contribuyen al éxito de dichas películas. Me preguntaba por qué, al mover personajes de su medio nativo de la página impresa a la pantalla grande, algunos pegan más que otros y tienen mejor aceptación entre el público.

La verdad es que hay tantos factores que pueden afectar el éxito de una adaptación de superhéroes que no creo poder dar con una respuesta definitiva (si pudiera, ¡le vendo la fórmula a los estudios y me hago millonario!), pero hay un elemento que siento que tiene gran peso.

Para empezar debo aclarar que estoy hablando de adaptaciones de personajes tipo superhéroe a película. Puede que mucho de lo que voy a discutir se aplique a cómics de otros géneros (crimen, fantasía, históricos, etc.), pero siento que el éxito no depende tanto de lo mismo. También debo mencionar que estoy partiendo de una premisa absoluta para películas de superhéroe: no importa el personaje, algo le van a cambiar a la apariencia o a la historia.

Eso de los cambios a la apariencia o a la historia usualmente es el resultado de simples consideraciones prácticas de parte de los cineastas. Los pobres tienen la tarea de mover personajes desde cómics -un medio donde un pincelazo puede hacer que un personaje vuele, tire rayos, desarme y reconstruya el universo, y donde un splash page puede contener ejércitos enteros de héroes y villanos- a películas donde cada personaje es un actor a quien hay que pagarle un sueldo, meter en un disfraz a la medida que se tiene que ver bien en pantalla y permitir actuar en él, y donde cada muestra de poder necesita un equipo de efectos especiales para que se vea convincente.

No sólo eso: en términos de historia tienen que poder resumir el background de personajes con 40, 60, 80 años de antigüedad en una película de dos horas. Con tanta continuidad no es de extrañarse que haya muchas inconsistencias, giros laberintescos y mucho que desenredar, y que por eso decidan simplemente cortar un montón. El problema de eso es que no hay época de estos personajes que no sea la favorita de alguien, y en estos tiempos todos quieren vociferar su descontento por todos los medios sociales.

Lo anterior es simplemente una forma larga de decir que, sin importar el personaje, pues algo le van a cambiar y siempre habrá alguien a quien no le gustarán los cambios. Un truco clave del éxito es tratar de reducir esa cantidad de descontentos al mínimo. Para eso, creo que el factor principal es:

— Preservar la “esencia” del personaje —

Yo sé, no es la gran revelación y estaba en el título de este post, pero igual pasa.

¿Cuál es la “esencia” de su superhéroe favorito? No sólo me refiero a cuáles son las cosas que hacen que sea su favorito (aunque hay muchos elementos en común), ni tampoco me refiero sólo a su apariencia física (aunque dejemos como base que tiene que verse razonablemente similar al original), sino cuáles son los rasgos principales que lo distinguen. Dicho de otra forma, si encuentran a alguien que no tiene ninguna noción de su personaje favorito y tienen que describirlo en menos de diez oraciones, ¿qué dirían?

Si fuera Spider-Man, dirían que es un joven geek que lo pica una araña radioactiva y obtiene poderes. Que por ser egoísta con el uso de sus poderes se le muere su figura paterna, por lo que decide no volver a repetir ese error y ayudar a la gente. Que siempre está en quiebra y emproblemado con las chicas, y que por tratar de hacer lo correcto nunca puede salir de esos problemas. Que se pega a las paredes, se columpia por los edificios, es muy ágil y cuenta chistes sin cesar durante sus peleas.

Si hablamos de Superman, no podría encontrar mejor forma de resumir su esencia que como hizo Grant Morrison al inicio de All-Star Superman:

Hasta Batman, un personaje que da para muchas interpretaciones y que cabe en una amplia gama de historias, se puede caracterizar como: hijo de millonarios que presencia la muerte de sus padres; jura dedicar su vida a combatir el crimen; y se entrena hasta convertirse en experto en toda disciplina de combate e investigación que se le ocurra. Mantiene una fachada de millonario playboy mientras usa su fortuna, su genio, tecnología y trucos teatrales (el disfraz de murciélago) para hacer que los criminales le teman. ¿Es Robin esencial o no? ¿El Batimóvil, la cueva? No creo, a pesar de su larga asociación con Batman, Batman no depende de ellos para ser quien es.

Traten eso con sus personajes favoritos que fueron adaptados a película y vean cuánto en común tienen con su contraparte en cómics. Lo que he notado, como regla general, es que las películas que han sido más exitosas en su aceptación entre el público son las que más conservan los puntos esenciales de sus protagonistas.

Volvamos al ejemplo de Spider-Man, en su adaptación de Sam Raimi: joven geek (pues Tobey Maguire no era realmente joven, pero lo aparentaba bien), lo pica una araña radioactiva y obtiene poderes (check). Por ser egoísta se le muere su figura paterna (check), decide ayudar a la gente (check). Siempre está en quiebra (check), mala suerte con las chicas (aquí es problema con una chica – Mary Jane, pero sí es una relación enredada), y por tratar de hacer lo correcto nunca sale de problemas (en la primera, aguanta la culpa de la muerte de Norman Osborn por no lastimar a su amigo Harry, por ejemplo). Se pega a las paredes (sip), se columpia por los edificios (oh yeah), es muy ágil y cuenta chistes sin cesar durante sus peleas (Check, y check).

¡Muy bien! De todos los puntos anteriores es la edad de Tobey Maguire la que pone un pelo en la sopa, pero a cambio de eso hacía muy bien el papel de geek. El hecho que tenía el resto de elementos intactos, y que aparte el traje era casi idéntico al del cómic, hacen de esta versión de Spider-Man una de las mejores adaptaciones del personaje.

Hoy comparemos con el Spider-Man de Andrew Garfield: joven, pero le faltó geekismo (andaba todo cool en su patineta, y no se le veía falta de autoconfianza). Mantienen la mordida de araña, su egoísmo, y la muerte de su figura paterna, pero crucialmente esto no lo impulsa a a ayudar a la gente. ¿Recuerdan? Él trata de buscar a quién mató a su tío Ben, y el motivo por el que sale a las calles a apalear criminales es por venganza. La situación económica no es un gran factor, ni para bien ni para mal. También se aleja mucho de la esencia de Spider-man en la parte de sufrir por hacer lo correcto: el padre de Gwen, herido de muerte, le hace prometer que se alejará de ella, para mantenerla a salvo del peligro. Le jura solemnemente, y su juramento le dura como cinco minutos hasta el final de la película cuando vuelve con ella.

Sacando la cuenta, conservan la mordida de araña, la muerte del tío, y el uso de poderes, pero se aleja en lo demás, y no creo que es coincidencia que esta versión de Spider-Man se considera inferior a la de Sam Raimi (con excepción de Spider-Man 3, claro)

“Pero Ticoman -me dirán- hay héroes que tienen montón de cambios y las películas han sido un éxito, y otros que están igualitos pero han fracasado. ¿Por qué?” Ah, es que esta “regla”, como las de la Real Academia de la Lengua, trae las excepciones al final. Hay casos donde no pega este criterio:

Cuando ni pegándose a la esencia se salva una película

Si ser fiel al personaje fuera lo único que hace una buena película todo sería fácil, pero en el mundo real entran en juego otros factores como el libreto y hasta el marketing. Un buen ejemplo que se me ocurre es Suicide Squad: si vemos a los personajes uno a uno, pues son bastante fieles a sus esenciales. Ahí no estuvo el problema. En este caso a la película le fue mal en la crítica por culpa del libreto (la amenaza a superar era algo “débil”, en términos de historia) y a la interferencia del estudio (cuando decidieron cambiar la edición y el tono de la historia a medio camino).

El punto es que esto de apegarse a la esencia del personaje no garantiza una buena película: lo que hace es quitar obstáculos del camino que pueden evitar que una película sea buena. Al conservar esos rasgos, se cumple un mínimo de expectativa de parte del público en cuanto a lo que será el personaje. Es decir, del lado del público estamos a bordo con el personaje, sus motivaciones, y su historia, y del lado del estudio se pueden enfocar en meter un buen malo, buen argumento, etc.

En eso le veo algo de sentido: no es por nada que personajes como Superman, Batman, Spider-Man y Wonder Woman, por nombrar algunos, han perdurado tanto tiempo en la cultura popular. Si mantienen esos rasgos que los hicieron héroes populares por décadas, hay más posibilidad de crear una buena película alrededor de los mismos.

Un héroe muy cambiado le exige más trabajo a los fans. Hay que hacer que acepten un montón de cosas adicionales desde el inicio, y luego que acepten el resto de la historia que se tiene para la película. Es como si DC se pusiera a anunciar una película llamada “Batman”, pero resulta que es sobre un joven de clase media a quien lo muerde un murciélago radioactivo, y que se dedica a proteger el medio ambiente a plena luz del día, vestido en un traje amarillo chillante. No digo que un buen escritor no pueda sacar una buena historia alrededor de ese concepto (tal vez?), pero primero tendría que superar el rechazo de la gente que ve “Batman” en el título, y por Zeus que esperan una película con el f***ing Batman.

Cuando entendemos que los rasgos esenciales son subjetivos y cambiantes

Un gran factor a tomar en cuenta es que para todo personaje va a existir al menos un rasgo que la gente va a pelear como “esencial” o “no esencial”. El “core”, o “esencia”, es variable según cada fan, no es universal. Vuelvo al ejemplo de Spider-Man de Raimi: recordarán que hubo algo de debate (y gente molesta) porque cambiaron a Peter Parker de tirar telarañas con un artefacto mecánico, a tirarlas de forma orgánica.

“¡Los lanzatelarañas que inventó Peter son esenciales!”, decían, “¡Son prueba y reflejo de que él es un genio, lo cual es una gran parte del personaje!”

El argumento es muy razonable y no siento que se equivoquen, pero también veo el punto de vista práctico de los creadores de la película de evitarse quién sabe cuánto tiempo en el diseño del aparato para la pantalla, y luego incorporar a la historia el cómo se construyó y de dónde se inventó el fluido para telarañas. Tomaron su decisión, y juzgaron que el hecho de tener a Spider-Man columpiándose con telarañas era más esencial que el saber cómo se generaban dichas telarañas (opinión que terminó compartiendo la mayoría del público que fue a ver la película)

Ahí depende de cuál rasgo del personaje consideran más esencial que otro, o cuáles rasgos son considerados esenciales por la gran mayoría de fans. Es como si nos hubieran dado una elección antes de hacer a Superman en Man of Steel: o le ponemos los calzoncillos rojos sobre el traje, o lo hacemos que pueda volar (los otros poderes intactos, pero no puede alzar vuelo). No creo que nadie hubiera aceptado una versión de Superman con calzoncillos rojos pero que sólo puede desplazarse corriendo, ya que la imagen de Superman en pleno vuelo está pegada en la mente de media humanidad.

Por otro lado, hay rasgos que cambian con el tiempo y dejan de ser esenciales. Volviendo a Superman, el “triángulo-amoroso-donde-dos-personas-son-la-misma” -que mantenía entre él, Clark Kent y Lois Lane desde los años 30- dio mucho material para historias y muchos lo consideraban esencial… hasta 1991, cuando revelan el secreto en cómics, y luego en toda adaptación. Man of Steel y sus secuelas ni se molestan en introducir ese aspecto del personaje y nadie protestó al respecto.

Pero la última excepción es la más drástica:

Cuando no sentimos un lazo con el personaje

Esta es la condición que viene a echar por el caño todo lo que he escrito sobre este tema. Aquí es donde pueden agarrar a un personaje, le pueden hacer todo tipo de cambios y aún así obtienen una buena película y la adoración de la crítica. El punto es que si no conocemos o no nos importa un personaje, nos va a dar igual si lo cambian.

Como mencionaba antes, si se cumplen las expectativas que tenemos sobre un personaje cuando éste se adapta a película, pues estaremos felices. Pero, ¿qué pasa si no tenemos expectativas? ¿Qué tal si es un personaje tan rebuscado que para efectos prácticos es totalmente nuevo para nosotros?

En este caso estamos más dispuestos a consumir lo que nos den, sin tanto prejuicio, y entran en juego sólo cosas como la historia, efectos, edición, etc. Guardians of the Galaxy me parece un buen ejemplo: fuera de cómics no eran nada conocidos, e incluso dentro del universo Marvel eran personajes secundarios. Luego de la miniserie Annihilation elevaron mucho su perfil, pero incluso con el boost de este evento el cómic, que juntó a los miembros del equipo de la película, nunca pasó de 40,000 unidades vendidas.

El resultado fue que pudieron hacer grandes cambios al backstory de todo el equipo sin que afectara la taquilla. Estoy seguro que a los fans más hardcore les dolió que Drax fuera un alien y no un humano transformado específicamente para matar a Thanos, que Gamora de repente fuera hermanastra de Nebula, que Peter Quill fuera un cazafortunas y ladrón, pero para el resto de la población que no los conocía, esto era normal.

Esta también fue la clave para que Blade resultara rentable, cuando vemos que este era el personaje principal previo a la película:

Lo que hicieron fue conservar sólo lo de “cazavampiros”, y le dieron un look y poderes nuevos, porque… pues es Blade, ¿quién se iba a molestar? Como tenía buena acción y una historia algo trillada pero ok, fue suficiente para ganar sus billetes en taquilla.

En fin, creo que este es el post más largo que he hecho, sólo para decir que las mejores películas de superhéroe son las que se hacen bien. Más específicamente, las que saben qué rasgos de cada personaje se pueden llamar esenciales, y pueden preservarlos en su transición a la pantalla grande.

¿Qué opinan? ¿Qué otro factor creen que afecta más?

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