Anime Impresiones: Kill la Kill!

Hoy hablaremos de Kill la Kill, una de las series más peladas y desquiciadas que he visto en toda mi vida. Y cuando digo “peladas”, estoy usando todo el sentido de la palabra

Kill La Kill sigue a Matoi Ryuko mientras ingresa a la Academia Honnouji a estudiar y, más importante para ella, a encontrar a la persona que mató a su padre. (chan chan chaaaan!) Un poco tiempo antes del inicio de la serie, el padre de Ryuko había sido atravesado por lo que parece ser la mitad de unas tijeras gigantes, y ella había visto al supuesto asesino huyendo con la otra mitad en sus manos. Ella jura venganza, y lleva la mitad de tijera que mató a su padre para eliminar al responsable.

La Academia Honnouji es el lugar con las mejores posibilidades para que Ryuko complete su búsqueda, pero tiene un obstáculo frente a ella: la Presidenta del Consejo Estudiantil y de facto líder indiscutible de la Academia, Kiryuin Satsuki.

Ella ha implementado un régimen totalitario en la Academia y los barrios aledaños, donde hay un ranking de los estudiantes basado en sus habilidades. Divididos en rangos desde nivel cero hasta tres estrellas, los estudiantes reciben uniformes basados en su rango que aumentan sus capacidades físicas (bueno, los de cero estrellas reciben cero poderes), y los hacen superhumanos.

No sólo eso, sus familias comparten el éxito: entre más estrellas tenga un estudiante podrá obtener más privilegios para su familia en cuanto a tamaño de sus casas asignadas, ingresos, etc. Ryuko entra a la Academia e inmediatamente se hace enemiga de Satsuki, quien parece saber algo sobre el asesino del padre de Ryuko, y así empieza el vergazeo que no para hasta el episodio 24. Por suerte Ryuko se encuentra con un uniforme especial que le dejó su padre, similar a los de la academia pero con conciencia propia, y con sed de sangre!

Eso es para que tengan la más mínima idea de la historia. Les aseguro que todo se torna más raro desde ese punto. Hay cosas ahí como guerras entre escuelas, armas que usan dinero en vez de municiones, organizaciones nudistas terroristas, y luchas apocalípticas por el futuro de la raza humana (no spoilers!). Los creadores de la serie originalmente trabajaron en Gurren Lagann, de Gainax, y la similitud es muy cercana en cuanto al tono (si bien un poquito más cómica).

Son contadas las ocasiones en que la historia no está avanzando a un ritmo tan descabellado que Barry Allen diría “hey, tranquilos”. Para el final de la serie dan giros, revelaciones y sorpresas de forma constante, y lo mejor es que no se sienten forzadas ni sacadas de la manga sino que se van agregando sobre las anteriores hasta dejarnos sin aliento.

El musicón también contribuye a ese sentido de emoción, con piezas recurrentes que suben la adrenalina de forma oportuna.  A través de la serie disfruté incontables momentos donde Ryuko hace una declaración desafiante ante sus oponentes, con un “Don’t lose your wiiiiiilllll…. to fiiiiiight!!” de fondo que me hizo saltar del sillón.  Y cuando veíamos a los villanos de la historia regocijarse en su maldad no podía faltar esta canción:

Visualmente, Kill la Kill se aleja de la mayoría de animes de hoy en día y se va por un trazo tosco, que se ve casi sin terminar. Eso sí, la animación aunque tosca es fluida para ponerse a la par de toda la acción frenética que nos presentan. Y no es lo único: si no estamos viendo una pelea, estamos siendo asaltados por gags visuales, con partes de la historia que se ven como un episodio de Looney Tunes. Por ejemplo tenemos a uno de los secuaces de Kiryuin Satsuki, Gamagoori Ira, que no parece decidirse de qué tamaño es: a veces es a simple escala de humano fornido, y de repente sale como de tres pisos de altura.

A pesar de su look caricaturesco, no recomendaría Kill la Kill para que la vieran sus hijos más pequeños. Aparte de ver cantidades prodigiosas de sangre durante las peleas, el fan service es rampante por toda la serie, en cualquier momento y proveniente de cualquier personaje (aunque el estilo de dibujo es tan caricaturesco que casi no tiene efecto… casi, tampoco soy de piedra).

Lo más chistoso es que existe un motivo, algo real dentro de la historia para todo el fan service. Así que Senketsu (el nombre del uniforme de Ryuko) se transforma en una microminifalda con top que deja de fuera la mitad del busto de Ryuko por un motivo aparte de subir los ratings, igual los uniformes de Kiryuin Satsuki y sus súbditos. Todo tiene que ver con el oponente final de la serie, y mejor no les cuento porque tienen que verla.

Y la serie, ante todo, es divertida. Súper, súper divertida. Entre diálogos, situaciones, gags, y sátiras de clichés de anime no hay momento aburrido, y eso que no cuento con la acción de las peleas. En particular debo resaltar el papel de Makanshoku Mako, estudiante que se hace amiga de Ryuko en su primer día de clases, y que termina adoptando a Ryuko dentro de su familia.

Mako le da ánimos a Ryuko por toda la serie pero de una manera muy particular: siempre que Ryuko y sus oponentes están debatiendo algo, Mako sale haciendo un discurso inspirador sobre algo completamente no relacionado a lo que sea que discutían. La mayoría de las veces es el shock de tratar de procesar las incoherencias de Mako lo que saca las dudas de la mente de Ryuko.

En fin: no se pierdan Kill la Kill, se odiarán a sí mismos si son de los que no han visto esta serie!