Es increíble pensar que hace 20 años la mayoría de nosotros estábamos conociendo el mundo de los FPS a través de un juego un poco sangriento llamado DOOM. Doom está cumpliendo 20 años este año y le han hecho un excelente reportaje en The Verge. Sin embargo puedo recordar con mucho aprecio todo el tiempo que le dediqué a ese jueguito matando demonios. Recuerdo además los sustos que me sacó el jueguito cuando de repente salía un demonio que se me había olvidado matar y que de repente aparecía por detrás de mi personaje y sólo se escuchaba que me estaba golpeando.
Además, en mi caso, ese fue el primer juego que jugué en forma multi-usuario (con Ticoman, quien llegaba a mi casa adonde habíamos conectado 2 computadoras con cable coaxial y el protocolo IPX/SPX de Novell) hasta largas horas de la noche. Ahí aprendimos el verdadero significado de la palabra Deathmatch. Además de aprender acerca de redes, cableado y otro montón de tecnologías informáticas.
Doom cambió el mundo, gracias a él surgieron una cantidad grande de copias y “homenajes”, además de una plétora de empresas tratando de mejorar el “motor” de renderizado de 3D que es el fundamento de la mayoría de juegos de PC y de consola actualmente. Inclusive se ha convertido en casi un tema de orgullo geek, el hecho de poder correr el juego en cualquier tipo de hardware… desde iPods y teléfonos hasta computadoras integradas a vehículos, refrigeradoras, etc.
Así que nos quitamos el casco de “space marine” y dejamos caer un par de gotas de tequila (o de la bebida embriagante que más les guste) en honor a DOOM que fue el juego que dio el banderillazo de salida para los FPS’s.
